El toque curativo para los niños.
Mary Atkinson. De su libro “Healing touch for children”.
Traducción Jesús Harada.
El masaje y la terapia de
contacto han sido una parte integral de la vida en familias desde hace siglos en las culturas
orientales. Para las madres de Asia, Europa del Este y África, ofrecer una
caricia reconfortante para sus bebés y
niños es una respuesta materna intuitiva, una forma de conectar con ellos y
comunicar el amor, el cuidado y el respeto.
Una vez que los niños llegan a la edad de siete u ocho años, encontramos
que es natural para ellos continuar la
tradición de ofrecer masajes a sus padres y abuelos como una forma de mostrar
afecto a través de sus manos.
Estudios
recientes.
Demuestran la importancia del contacto entre las personas desde muy
temprana edad, llamando la atención lo
siguiente:
Entre los beneficios del contacto (masaje) afectuoso de madres, padres y
otros cuidadores que continúan aplicándolo después de la infancia hasta llegar
a la adolescencia e inclusive después de
ésta. Afirman que mejora la atención en los niños, alivia los pricipios de depresión, reduce el dolor y refuerza el sistema inmunológico. Un
masaje suave en los hombros previo a un examen ayuda a disminuir la
ansiedad y tranquiliza la mente. Otros
estudios demuestran que un masaje acompañado de reflexología puede mejorar los
patrones de sueño, disminuir la hiperactividad y el asma.
En el Reino Unido y en Canadá, existe la profunda creencia de que es vital
e importante para los niños la aproximación respetuosa a través de un masaje para
mejorar su percepción del mundo.
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